Diariamente recorremos la ciudad, sus espacios y sus vacíos. Trabajamos, vivimos, construimos y reconstruimos su realidad a partir de nuestras percepciones, experiencia y dinámicas cotidianas. Las ciudades o centros urbanos se caracterizan por la densidad, y esta densidad esta directamente soportada por su arquitectura.
La arquitectura como disciplina atiende las necesidades de la ciudad, es responsable de su forma y establece su estructura de funcionamiento. Es decir, en una ciudad, sus dinámicas y patrones están condicionados por muchos parámetros, gran parte de los cuales, giran en torno a la arquitectura y a las relaciones, flujos y redes que surgen a partir de los vacíos y llenos que crea.
Aldo Rossi, en su obra La arquitectura de la Ciudad plantea que la ciudad, más que ser un problema de organización de arquitecturas, es un todo que se construye por si misma y permanece mas allá de sus funciones y de sus estructuras. Lo primero que percibimos de una ciudad es su realidad física y la actividad urbana a través de las relaciones que se producen entre sus habitantes. Esta primera visión está principalmente apoyada en la percepción paisajística y sensorial que son capaces de provocar tanto los vacíos o espacios públicos de una ciudad como sus llenos o arquitecturas que la conforman.
La multiplicidad de posibilidades, miradas y espacialidades que una ciudad puede tener son infinitas, se les puede leer, vivir e interiorizar desde diferentes dimensiones o perspectivas. El ser humano modela y responde a su entorno creando su propia imagen de ciudad.
Cada individuo procesa, configura y expresa una imagen de ciudad distinta según su diálogo con la realidad, y la imagen colectiva existente. Las ciudades son los escenarios sobre los cuales se desarrolla la vida de sus habitantes, una realidad mágica donde nos desenvolvemos individual y colectivamente como sociedad y disfrutamos de las emociones y sensaciones que producen las acciones que en sus espacios se desarrollan. Los seres humanos transforman su entorno definiendo su propio horizonte, construyendo lugares y objetos que hacen posibles las diversas actividades humanas que le otorgan sentido a la vida.La ciudad y su arquitectura son un tejido en donde se integran historia, memoria e imaginación. La traza urbana y los edificios desplantados sobre ella son una expresión y un reflejo construido de innumerables tradiciones y prácticas sociales que, a un tiempo mismo, producen identidades y cultura. La forma de la ciudad es la de un momento, la de un tiempo determinado en la historia, que se materializa en su traza urbana, sus formas y sus vacíos.
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